“¿Es por tus zapatos?”
“Esta noche es por mi
familia,” explicó Michael, recordando a sus luciérnagas que debían encenderse.
“No es sólo mi padre. Son todos los demás también.”
“¿Quiénes son todos los
demás?” preguntó Don Alonso, sacudiendo unas hojas amarillas y naranjas que
habían caído sobre su propia linterna.
“Una tribu de extrañas y
conflictivas criaturas.”
“Mi mujer es conflictiva,”
dijo Sancho. “No hay un día que no tengamos un conflicto. Wife, wife, wife, wife,”
repitió, orgulloso de haber aprendido la palabra inglesa para esposa.
“No tengo esposa, así que no
necesito pelearme a diario. Pero hay un día al año que vale por todos. Y
siempre temo que será el último de mi vida.”
Michael dijo que se trataba
del treinta y uno de octubre. Explicó que para él, la víspera de Todos los Santos no era
una fiesta seria sobre recordar y honrar a los
difuntos. Era un momento más parecido a Noche Vieja. Esto era así porque el uno de noviembre era el primer día del calendario de las hadas.
La razón por la que temía
este día era porque sus amigos y parientes esperaban que él diese una fiesta
esa noche. Una vez lo había hecho, y aunque él acabó de los nervios, los
invitados se lo pasaron tan bien que le obligaron a dar otra fiesta igual al
año siguiente. Y una vez que las hadas han hecho algo dos veces, ese algo se
convierte en una tradición. Y por eso Michael se veía obligado a dar una fiesta
cada Halloween, pues las tradiciones son sagradas entre las hadas, sobre todo
si se trata de dar fiestas.
“Pero son realmente tan
conflictivos tus invitados?”
“No todos. Mis amigos no lo
son. Uno elige a sus amigos, pero no puede elegir a sus parientes. Ya sabéis lo
broncas que es mi padre. Pues no es el peor de mis parientes.”
Animado por sus alumnos a
desahogarse, Michael comenzó a contar a Sancho y Alonso como eran sus parientes
y porque nunca podían tener la fiesta en paz.
Empezó por su
cuñada, Lira Anadiómena Ronan.
Se trataba de una sirena de
esas llamadas meros, procedentes de los
mares más fríos. Llevan un abrigo de piel de foca para protegerse de la gélida
temperatura de las aguas en las que habitan y un gorro mágico de plumas rojas
que las ayuda a mantenerse a flote y a
nadar mejor que cualquier otra criatura marina.
A muchos marineros y
pescadores les encantaría tener una mero por esposa, pues suelen ser agraciadas
y siempre son ricas, ya que pueden disponer de los tesoros del mar.
Pero es difícil conseguir
esta clase de esposas, pues las meros no son muy sociables. No suelen dejarse
ver por los humanos y aunque se haya dado con alguna, casi siempre hace falta
atraparla, robándole el abrigo de piel de foca o el gorro, puesto que sin
ellos, no pueden escapar a nado. Los pretendientes siempre están en peligro de
ahogarse, y sus intentos de pescarlas pueden acabar muy mal.
Además, hay que mantener al
abrigo y al gorro bien escondidos, porque si la mero los encuentra, huye
inmediatamente al mar, llevándose consigo a todos los hijos que haya podido
tener con su tramposo marido, que ya nunca volverá a ver a su familia marina.
Pero no le fue difícil al
hermano de Michael enamorar a Lira. No tuvo que hacer nada más que ser sí mismo
y ella se lanzó a sus brazos.
Finbar es un elfo muy
creativo que trabaja como juguetero para San Nicolás y los Reyes Magos. En uno
de sus viajes al Polo Norte, conoció a Lira, que se enamoró tan locamente de
él, que Finbar no tuvo más remedio que casarse con ella.
Locamente no es una
exageración en el caso de Lira. La sirena es celosa hasta el punto de ponerse
paranoica. A Finbar le han apodado “el santo” por lo bien que tolera los
ataques de celos de su mujer.
Las muchachas que asisten a
las fiestas de Halloween de Michael siempre intentan divertirse a costa de
Lira, flirteando con su marido y esperando ver como reacciona esta. Aunque Finbar no
entra al trapo, las muchachas pronto pasan de las risas a los llantos cuando la
sirena celosa las pega un bocado con sus preciosos dientes de perla que muerden
como los de un tiburón.
Finbar solo trae problemas a
las fiestas porque viene acompañado de su mujer. Pero Finbar no es el único
hermano de Michael, ni es Lira la única que da problemas en fiestas.
Kevin, otro hermano de
Michael, es el Amadán Dubh, el bufón de la corte de los reyes de las hadas.
Nadie diría que se trata de
un santo. No es como el resto de su familia. Se hace pasar por tonto, pero en
realidad es muy listo y muy malo. Aunque la gente se troncha de risa con él,
algunos le evitamos todo lo que podemos.
A Kevin le divierte crear
conflictos y ver en que acaban. Puede ser frío y cruel, y una vez que ha
conseguido hacerte daño, finge sorpresa al oír tus quejas. Insiste que
cualquier daño que te haya hecho era sólo una broma. Te acusa de no tener ningún
sentido del humor y hace que parezcas débil y demasiado sensible. Pero el daño
siempre está hecho.
El Tío Abuelo Nil, cuyo
nombre significa nube, es un viejo
confuso y achacoso que siempre lleva
una gran capa gris. La capa le convierte en lo que es. Cuando la abre, se
extiende hasta tamaños insólitos, y puede cubrir kilómetros como una gran
niebla muy densa. Como él siempre dice, no es que sea malo, es que nació siendo
un desastre natural.
Garth, un primo de Michael,
es físicamente peligroso. Es el puca
local. Los pucas son seres que pueden cambiar de forma con gran facilidad.
Suelen esconderse en lugares solitarios allí en el campo, generalmente entre
arbustos o bajo puentes. Allí esperan a sus victimas, personas que pasan por
esos lugares. Al divisar una, saltan de sus escondites como tigres, pero
generalmente bajo la guisa de un caballo desbocado o un toro fugado o un cerdo
salvaje. Es difícil salir de un encuentro con un puca sin romperte una pierna o
un brazo. Son seres resentidos y malhumorados que siempre andan buscando
guerra. Que Garth cabalgue a lo largo de la mesa no es algo que quieres que
ocurra en una de tus fiestas.
No está claro cual es la
relación que une a Grogui el Grogoch con Michael. Esto es porque nadie quiere
admitir que se trata de uno de sus parientes, aunque nadie puede negar que lo
sea. El pobre Grogui es muy dicharachero y campechano y siempre está dispuesto
a ayudar y servir. Sobre todo le gusta trabajar en las granjas, a cambio
únicamente de un bol de leche y unas palabras amables. La razón por la que casi siempre está solo es porque su higiene personal deja mucho que desear. ¿He de
decir más?
Pues sí. Pero en el siguiente capítulo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario