Para encontrar tu camino en este bosque:

Para llegar al Índice o tabla de contenidos, escribe Prefacio en el buscador que hay a la derecha. Si deseas leer algún capítulo, escribe el número de ese capítulo en el buscador. La obra se puede leer en inglés en el blog Tales of a Minced Forest (talesofamincedforest.blogspot.com)

sábado, 18 de abril de 2020

115. El puca bombardea con lana

La mañana siguente Alpin y yo estábamos cerca de la casa árbol que Michael tenía en el Bosque Triturado. No estábamos ahí accidentalmente. Alpin quería hablar con su primo.

Michael estaba tan cansado ese año que lo único que quería hacer era dormir durante todo el verano. Hasta se olvidó de celebrar su cumpleaños y puesto que no había mandado invitaciones a fiestas como siempre hacía, sólo su primo Garth, el temible Puca, se acordó de felicitarle y hacerle un regalo el veintisiete de julio.


“No sé cómo agradecerte lo que me has regalado,” bostezó Michael. “Está hamaca que has tejido para mí es lo más cómodo que conozco. Y el yarn bombing que has hecho para mis árboles ha sido una sorpresa colosal.”

Por si no no estáis familiarizados con el yarn bombing, os diré que es algo así como el grafiti, pero con lana. Se trata de decorar con nocturnidad y en secreto árboles, monumentos, esculturas, motos y bicicletas etc., con  dibujos hechos con lana. Garth tejía toda clase de cosas y su regalo para Michael ese año era una hamaca con más colores que el arcoíris. También había vestido los árboles que rodeaban la casa árbol de Michael y hasta había tejido dos fundas verdes para almohadas con dibujos de tréboles.

“Eres un artista, Garth,” Michael le dijo a su primo que estaba sentado junto a la hamaca, escondido entre setos, tejiendo y tejiendo sin parar desde allí, como una maquina. Pero antes de que Michael pudiese caer dormido en ese apacible lugar, su sosiego se vio truncado por un grito de Alpin.

 ¡Tú! ¿Qué significa esto, vago indecente? ¡Levántate y empieza a celebrar tu cumple! ¡Quiero algo más que tartaaaaaaaa!”

Michael ni se molestó en abrir los ojos. Podía reconocer a Alpin sólo por su estridente voz.
                                

“Escucha, primo Michael. ¿Recuerdas que los jueces del juicio por el secuestro en la biblioteca y la subasta de tiempos verbales condenaron a Urraca a dejarte elegir algo que te gustase de entre todo lo que tenía en sus almacenes por no haberte devuelto el zapato de léprecan inmediatamente?”

“Vagamente,” bostezó Michael.

“¿Llegaste a elegir algo? Tú dejas todo para el perpetuo mañana, así que lo más probable es que no lo hayas hecho.”

“Así es,” murmuró Michael. “No lo he hecho.”

“Pues date a ti mismo un buen regalo de cumpleaños y ve a elegir algo ahora. Mira este lápiz que tengo aquí. Sólo hay otros cuatro como este en nuestro mundo. Y yo los necesito. Dicen que no hay nada que no puedas encontrar en la tienda de Urraca. Así que debe tener uno o más como este.”


“Así no se hacen las cosas,” explicó Michael. “No reclamas un regalo feérico en cuanto tienes un vale para uno. Esperas hasta tener una emergencia y entonces eliges algo que te saque del apuro.”

“Yo tengo una emergencia ahora,” dijo Alpin. “Levántate o empezaré a gritar para que no puedas dormir ni un segundo más.”

                           
Garth, sentado ahí en silencio pero con el ceño horriblemente fruncido, apuntó a Alpin con sus agujas de hacer punto y le dijo, “Si estorbas la paz de este lugar, saldré de un salto de entre los matorrales y te clavaré estas agujas en los ojos, pequeño pedo apestoso.”

Puesto que yo estaba ahí también, pensé que era hora de hacer notar mi presencia.

                           

“Eh..., Alpin, Urraca es una mala persona. Es peligroso tener que ver con ella. Si la mencionamos esos lápices, sospechará que tenemos uno y podría robárnoslo en vez de vendernos los suyos. Y no creo que la necesitemos para encontrar los lápices. El Sr. Ominoso dijo que siguiéramos la pared blanca. Apuesto a que hay alguno ahí mismo perdido entre la hierba junto al muro. Creo que deberíamos volver ahí cuanto antes y encontrarlo.”

Mientras nos íbamos, escuché a Michael darle las gracias a Garth por habernos espantado.

“Los que estorban la paz de lugares apacibles me enfurecen,” contestó el Puca. “Sobre todo si lo hacen en el campo por la noche. Parecen creer que no hay nadie durmiendo allí, pero sí que hay. Tú estás agotado porque trabajas como un humano. Haces cosas que ningún hada debe hacer. Tendrías que dedicarte únicamente a proteger la naturaleza y conservar  ambientes rurales.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario