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miércoles, 22 de abril de 2020

53. Yeiayel


                      
Cuando el Sr. Binky se deshizo de su problema con Cascarrabias endilgandoselo a Michael, el léprecan estaba muy enterado de que no sería fácil enseñar al guardián de tesoros. Pero tras intentar enseñarle le quedó claro que para lograr que aprendiese haría falta un milagro.   

Así que en cuanto amaneció el diecisiete de Marzo, Michael pensó que este sería un buen momento para pedir uno y voló hasta la colegiata de San Patricio en Lorca, Murcia, para felicitar al santo en su día y de paso pedirle que obrase un milagro para beneficio de Cascarrabias.

Cuando llegó a una plaza que había junto a la colegiata se encontró con una estatua del Ángel de la Fama.

“Buenos días, Michael,” saludo la estatua, cobrando vida.

El ángel de la fama, que se llama Yeiayel, es un ángel trompetista, y cómo muchos de los ángeles que tocan este instrumento, aparece con alas hechas de flores con forma de trompeta entre sus plumas  cuando se manifiesta.

“Oh,” dijo Michael, “buen día para usted también. ¿Me conoces?”

“Sí. Y también sé por qué estás aquí. Se habla mucho de ti últimamente.”

“¿De mí? ¿Pero por qué? Yo no soy famoso.”

“¿Te gustaría serlo?”

“Para nada. Por favor, no se ofenda, pero yo soy tímido y reservado.”

“No me ofendo. Te comprendo muy bien. Yo solía estar en lo alto de esta colegiata. Pero la fama pesa mucho. Así que temieron que sería demasiado pesado para el tejado, y me bajaron aquí, a esta plaza.”

“Bueno, si te gusta este lugar...¿qué problema hay?” dijo Michael, intentando seguir la conversación sin tener ni idea de dónde iba a parar.

“Tengo un consejo para ti,” dijo el ángel. “Ojo con lo que pidas. Si Cascarrabias aprende a leer y a escribir, te pedirán que enseñes a más gente. Te inundarán de alumnos difíciles. Te harás tan famoso que jamás podrás dejar la enseñanza.”

¡Uy, mi madre!” exclamó Michael. “No había pensado en eso…”

“Que tengas un buen día de San Patricio,” sonrió el ángel y la estatua volvió a ser de piedra.


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