Para encontrar tu camino en este bosque:

Para llegar al Índice o tabla de contenidos, escribe Prefacio en el buscador que hay a la derecha. Si deseas leer algún capítulo, escribe el número de ese capítulo en el buscador. La obra se puede leer en inglés en el blog Tales of a Minced Forest (talesofamincedforest.blogspot.com)

miércoles, 22 de abril de 2020

56. Árbol de luciérnagas y kapres

El barquito tenía un agujero. Era diminuto, pero tuvimos que estas sacando agua del barco y devolviéndola al mar hasta que espiamos otra isla.

“Eso tiene que ser la isla Ananas,” dijo Michael. “Es pequeña y muy corriente y se supone que está deshabitada. Podría ser seguro pasar la noche ahí en lugar de aquí controlando el agua. Dormiremos un poquito. Mañana será otro día y encontraremos la forma de reparar la nave y volver a casa.”


Desde el agua, Ananas parecía desierta, pero cuando la pisamos y atravesamos un denso muro de árboles, vimos mil lucecitas. Nos movimos con cautela hacia ellas y vimos que se trataba ce cientos de luciérnagas reunidas en un sólo árbol, encendiéndolo como si se tratase de un árbol de Navidad. Y como estábamos exhaustos de andar nadando, corriendo y achicando agua, nos caímos dormidos bajo el árbol resplandeciente, cada uno pasando la noche con sus propios sueños.

Cuando el sol amaneció en el horizonte y sus primeros y cálidos rayos nos despertaron suavemente, Michael se frotó los ojos, se puso en pie el primero y miró a su alrededor. Yo vi cómo se le helaba la mirada, fijándose en el árbol que nos había dado cobijo.


“No hagáis ruido. ¡No hagáis un sólo ruido!” susurró ansiosamente, llevándose un dedo a los labios. “Tenemos que irnos de aquí ahora mismo sin meter el menor ruido.”

“No me importa lo que hayas visto,” dijo Alpin a voz en grito. “Yo he visto higos. Y no me pienso ir hasta que no me los haya comido todos.”

“No son comestible,” siseó Michael como una serpiente. “Este árbol es una falsa higuera estranguladora. Y nos tenemos que ir ya. Las higueras estranguladoras están huecas por dentro y con frecuencia son el refugio de malos espíritus. Si os quedais, vosotros seréis el desayuno. Vamos a movernos muy despacio, cuidando donde ponemos los pies hasta que lleguemos a la barrera de árboles que rodea este. Entonces, correremos bajo los árboles hasta llegar a la playa.

Alpin replicó que se iba a comer todos los higos cayese quien cayese, porque tenía mucha hambre y un guardaespaldas. De pronto recordé algo que mi madre me había contado.

“Sé lo que está diciendo Michael, Alpin. Mi madre me dijo una ve que no me acercase a un baniano por nada del mundo. En ellos habitan kapres, espíritus desterrados que no pueden vivir en sociedad. No respetan norma alguna. No tienen ni ética ni conciencia. Y sus corazones no son naturalmente buenos. Es peligrosísimo tener trato con ellos porque nunca sabes cómo se van a comportar.”

“Yo sé como se va a comportar el que vive aquí cuando nos vea,” dijo Michael. “Ademas de ser un kapre, que es el nombre que damos a los espíritus que viven en banianos, este tipo se ha vuelto pirata. Contemplad su bandera.”

Había una especie de tendedero, una cuerda atada a dos ramas del árbol. Dos o tres calcetines y una tela roja colgaban de ahí.

“Eres un paranoico, ” dijo Alpin. “Eso no es el Alegre Rogelio. Eso debe ser un trapo para sacudir el polvo del árbol. Esa tela no tiene una calavera con dos huesos pintados en ella. Y no es negra. Es roja.”

Michael explicó que el auténtico Alegre Rogelio no llevaba el nombre de un tipo jocoso llamado así. En realidad el nombre de la bandera de los piratas estaba en francés, la jolie rougier, la bonita bandera roja. La bandera que utilizaban los auténticos piratas cuando se hartaban de dialogar y anunciaban un inminente ataque sin cuartel, era una sencilla bandera roja.

“Bueno,” dijo Alpin, “¿y qué? Pienso comerme la fruta envenenada de este siniestro árbol aunque su dueño sea un demonio de las profundidades azules porque para eso tengo un guardaespaldas dispuesto a morir por mí. Venga. Cascarrabias, súbete al árbol y bájame el desayuno.”

Cascarrabias subió a lo alto del árbol de un sólo bote antes de que Michael o yo pudiésemos protestar. Pero sus dedos no hicieron más que rozar la primera pieza de fruta cuando la tierra comenzó a temblar bajo nuestros pies y una voz demasiado cercana comenzó a cantar.

"Arr! Arrr! Arrrr!
¡Qué bien se vive en la mar,
Pues pirata y kapre soy!
¡Mi autoestima es feroz!
¡Me abro el paso con una coz!
¡Cojo lo que quiero,
Y tú no quieres lo que doy,
Pues pirata y kapre soy!
¡Un kapre con un cofre es un hombre feliz!
¡Y llevo brillantes hasta en la nariz!
¡Arr! ¡Arrr! ¡Arrrr!
¡Qué bien se vive en la mar!
¡Pues pirata y kapre soy! !
No tengo porque madrugar,
Pero hay tiburones para desayunar,
Y orcas asesinas para almorzar,
Y cuando llegue la hora de merendar,
¡Te voy a destripar!
¡Y en ron te haré flambear!
¡Pues pirata y kapre soy!
¡Joi, joi!”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario