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miércoles, 22 de abril de 2020

62. El regalo de navidad de Michael



La Navidad vino y se fue y yo no me atreví a pedir el regalo que más deseaba. Lo dejé para el año siguiente.

Alpin no estaba satisfecho con todos los regalos que había recibido, porque no le dieron todo lo que había pedido. Se tomó la molestia de volver a escribir a los donantes de regalos que le habían desilusionado y contarles lo contrariado que estaba. A los reyes magos no les escribió. Les comunicó su desagrado en persona. Pudo hacerlo fácilmente porque estos señores suelen cenar en el pub de la Sirena Celosa con Papa Noel antes de volverse los unos para oriente y el otro para el Polo Norte.

Yo pasé por el pub porque me habían dicho que Alpin estaba allí y le encontré en medio de un discurso muy amargo.

Los magos intentan dar a los niños buenos lo que piden, pero sólo dan carbón a los niños malos. Sin embargo, últimamente se han dulcificado y el carbón que regalan no es el auténtico artículo. Ahora está hecho de azúcar teñido y sabe bien. Parece que Alpin había recibido una ración muy generosa de este carbón dulce. Pero no todo el carbón era  negro, y tampoco estaba contento con ese detalle.

“...además quiero que sepáis que ese carbón rosa que os habéis sacado de la manga puede ser un regalo apropiado para Barbies malotas, pero no es mi regalo ideal, aunque admito que me regalasteis toneladas de eso,” protestaba Alpin. “Y por último, pero no por ello menos importante, quiero informaros de que una de mis resoluciones para el nuevo año es pedir muchos más regalos que este año pasado el que viene, así como expresar mis quejas de formas mucho menos amables si mis expectativas no se cumplen. Quedáis advertidos.”
                     
Las hermanas de Alpin, Brana y Fiona también estaban en el pub. Estaban entregando a su primo Michael un regalo de reyes metido en una gran caja envuelta con papel rojo y con un lazo dorado.

Michael abrió su regalo y sacó de la caja tres figuras de porcelana china. Medían cosa de un pie y medio y eran imágenes de Fuk, Luk y Sau. Estos dioses chinos traen prosperidad, fama y salud a aquellos que les veneran con un lugar de honor en sus casas. También dentro de las caja había un gran sobre, y dentro del sobre un certificado de regalo.Pero estaba en chino.  

“Michael, siempre dices que vas a decorar tu casa de Isla Manzana pero nunca te pones a hacerlo. Mi hermana y yo creemos que ha llegado la hora de que lo hagas,” dijo Fiona.

“El certificado regalo es para que puedas consultar a los mejores decoradores chinos del mundo de las hadas,” le explicó Brana. “Estos expertos no sólo harán que tu casa sea hermosa, también la convertirán en un lugar benéfico en el que podrás vivir bien y gozando de muy buena suerte.”

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