Era casi el mediodía de un
hermoso día de verano. Mis hermanas Brezo y Cardo iban camino a casa tras haber
recogido frutas y bayas en el Bosque Triturado para preparar postres sanos.
Una sombra cayó sobre ellas.
Cuando miraron para ver de quién era, Saladito Barbamocos les cortó el camino.
“¡Hola,
muñecas!” dijo. “No he podido evitar oír que sabéis cocinar. No
lo neguéis. No sacudáis la cabeza, os he oído decir que ibais a hacer compotas y
mermeladas. Si cocináis para mí, os daré toda clase de frutas tropicales para
que os llevéis luego a casa. Papaya, mango, melón kiwano, fruta de la pasión,
limas, kiwis, mangostán, caimito y otras frutas que pocos occidentales conocen.
¿Tenemos un trato?”
Mis hermanas estaban
asustadas pero intentaron no mostrarlo. Mientras que Brezo se encaró con el
pirata y le dio su respuesta, Cardo subrepticiamente se hizo con una gruesa
rama caída y la mantuvo escondida tras su espalda por si hubiese bulla.
“Sólo sabemos hornear tartas
y galletas, preparar helados y emparedados para acompañar el té y hacer otras
comidas de ese tipo,” dijo Brezo, adivinando que esa clase de comida no era del
gusto de los piratas.
“Lo que yo necesito es más
como para una merienda de caníbales,” dijo Saladito. “Pero esto es una
emergencia y yo estoy desesperado.”
Empezó a contarle a las
chicas como un cocinero desagradecido le había traicionado y plantado justo la
noche antes y tenía que ser reemplazado antes de que se pusiese el sol.
“¿Por qué no hablas con Fiona
Dulajan?” sugirió Brezo. “Es la hija del Cochero de la Muerte y vive en esa casa
que se ve desde aquí. Brezo apuntó a la casa de los Dulajan que lindaba con el
Bosque Triturado. “Le encanta cocinar y es del lado oscuro como tú.”
La glamurosa cara de
Saladito se iluminó. Sus dientes nuevos relucieron cuando le dio una gran
sonrisa a Brezo.
“El poderoso Saladito
Barbamocos te debe un favor, pequeña,” dijo, y se fue hacia la casa de los
Dulajan a pasos agigantados.
“Brezo, ¿cómo has podido
mandar a ese tipo a Fiona?” exclamó Cardo cuando él se había alejado y no las podía
oir. “¡Es
muy peligroso!”
“Fiona
me dijo una vez que si yo tuviese problemas con alguien del lado oscuro, no
dudase en llamarla a ella. Fiona es una vampiresa. Y su padre es más peligroso
que cualquiera excepto su jefa. Fiona sabrá como tratar a ese pirata.”
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