Hablamos los hojitas:
"Las cartas lunares son cartas que Brezo escribe a su hermano Arley, una cada luna. Uno de los calendarios feéricos es el de las doce lunas, o doce meses. El primer mes o la primera luna es la del blanco como la nieve que flota en el aire y corresponde a enero. La siguiente luna es la de las dulces violetas azules, que corresponde a febrero. La tercera luna es la del verde tierno doncel, que viene a ser marzo y después vienen la luna de las lilas agridulces y la luna de la rosa seductora, que son abril y mayo respectivamente. Junio es la luna de cálida lavanda y julio la del rojo sol rubí. Agosto es la luna del cielo turquesa, septiembre la de la plata neblinosa, y octubre la del glorioso oro. La luna de negro inmaculado es noviembre, y la luna de diciembre es la del siempreverde amor verdadero. Las respuestas que Arley da a estas cartas no las podemos publicar, pero estamos en posesión de tres de las cartas de Brezo."
278. La primera carta lunar, la de la luna blanca como la nieve que flota en el aire que le trae a Mauelito caridades y la promesa de una tarta de cumpleaños al mes.
Querido hermano mío,
Espero que esta carta te encuentre muy bien y
trabajando igual de bien en tu nuevo trabajo.
Tal y como te prometimos que haríamos, Cardo
y yo reclamamos tus regalos de reyes y preparamos un paquete y te los
mandaremos cortesía de la Tía Nekutarin, junto con esta carta.
También quería decirte que Mauelito, el
gatito que es la mascota favorita del abuelo se acercó a mí hoy, el día
diecisiete de la luna más blanca y me preguntó si le podía invitar a una
caridad, porque hoy es San Antón de Egipto. Así que preparé un poco de té y
unas cuantas caridades y cuando nos sentamos para tomarlas nos pusimos a
charlar y él me informó que yo estaba equivocada porque el abuelo sí que tiene una especie de
cumpleaños, aunque no se trata exactamente de uno, pero que él podría decir que
lo es si quisiera.
Mauelito
dice que el tiempo no es una larga línea recta que avanza y avanza como cree la
mayoría de la gente. Dice que es más parecido a un círculo. Y su principio y su
fin están el uno junto al otro. El cumpleaños de un espíritu es el día en el
que el espíritu aparece por primera vez en ese círculo. Mauelito dice que la
abuela y el abuelo siempre han estado en ese círculo, porque estaban a la vez
en el principio y en el final del mismo, allí donde se fusionan estos dos
momentos, así que no existe un momento en el que ellos no hayan existido.
Mauelito se jacta de haber sido el tercer ser
que haya aparecido en el círculo, muy al principio, y dice que ha dormido en la
cuna del abuelo cuando todo era oscuridad salvo nuestros abuelos, que iluminaban
esa oscuridad cada vez más y más. Todos los demás aparecieron después que
ellos. Nadie más llega a estar en el principio y el final a la vez. Mauelito
dice que el desconoce el final. Admite que jamás ha estado ahí.
Nosotros los espíritus sólo seguimos y seguimos
hacia adelante, aunque algunos, como Merlín, paran en seco cuando han llegado a
un punto determinado y empiezan a moverse para atrás, y cuando llegan a su
principio, vuelven a repetir el ciclo.
Las almas de los mortales, por supuesto,
funcionan de manera diferente. Aparecen donde aparecen y avanza un poco, nunca
mucho, hasta que pierden su envoltorio mortal y entonces se vuelven algo
estáticas, aunque hay unas pocas cosas que pueden hacer, como vagar para adelante
y para atrás dentro del trecho en el que han existido, aunque ahora casi solo
como espectadores. Pero la mayoría de ellas no quieren hacer eso y prefieren
subir un poco o bajar un poco y reunirse allí con otras almas semejantes a las
suyas. Nunca vuelven a su primer momento para empezar de nuevo desde ahí, con
un envoltorio distinto, aunque algunas pueden empezar de nuevo generalmente más
adelante, aunque más atrás es raro pero no imposible. Bueno, eso es lo que
cuenta Mauelito, y no es que yo lo entienda muy bien.
Mauel dice que su propio cumple fue el primer
día del tiempo y que desde ese día se cuentan todos los demás por los
enterados. El abuelo y la abuela empezarían otra vez al volver allí, pero al
abuelo no le gusta que se lo recuerden y no le gusta nada que la gente piense
en él como en un bebé indefenso, cosa que jamás ha sido porque fue un niño muy
gruñón desde el principio, y mucho más feroz que Hercules Niño estrangulando
serpientes en su cuna. Y además ahí no hay nadie con él salvo la abuela, y ella
tampoco fue una niña indefensa. Y el gatito dice que la abuela piensa que Mauelito
es el primer regalo que ella le ha hecho al abuelo, porque como al principio ya
lo sabía todo, ella recordó al gatito y deseó que existiese y así fue, porque
ella se acordaba de lo monísimo que él era. Y así Mauel existió, y ella le
metió en la cuna del abuelo, porque era lo mejor que tenía que darle y es lo más
bonito que se la haya ocurrido tener jamás.
Así que Mauelito fue el primer regalo de
cumpleaños. Y dice que le gustan mucho los regalos y las tartas y que no le
importaría nada que le agasajásemos con tartas y regalos en su cumple, porque
le encantan y además él puede ser muy útil cuando está agradecido. Bueno, ni tú
ni yo estuvimos presentes en el primer día y no sé si llegaremos alguna vez al
auténtico último día, o si en cambio saltaremos para atrás camino de allí y
comenzaremos a volver a recorrer nuestro recorrido en sentido contrario, pero
Mauelito dice que está dispuesto a celebrar su cumple el primer día de lo que
sea, del año, del mes, de la semana. Así que hemos quedado en darle algo especial
una vez al año, que es, creo yo, lo que andaba buscando cuando me ha contado
todo esto.
¡Ah, está diciendo que será mejor que le
demos algo el primer día de cada mes, por favor!
Bueno, es probable que por trabajar donde
ahora trabajas ya sepas más de todo esto que nosotros. Pero no nos olvides,
Arley, porque tus hermanas te quieren y te echan de menos. Cuídate mucho y adiós
por ahora, dice…
Brezo.
P.D. Cardo te manda un abrazo y Mauelito sus
mejores recuerdos.
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